Un amigo, que a lo que se ve, se encuentra concernido por lo que trato en este post, me pidió la semana pasada que le enviara esta nota, pero no pude hacerlo porque no recordaba donde estaba o qué dia se había publicado en el periodico, porque al "diario" fue dirigida como carta al Director.
Pero hoy, después de escuchar hablar sobre la calidad de la democracia, me puse a buscarla con interés y como dice mi madre, "lo que no lleva el ladrón encuentralo el amu donde lo pon", la encontré en un viejo archivo, así que aquí os la dejo, y porque además, sigo pensando exactamente lo mismo.
¿Quién tiene más responsabilidad en las actuaciones de la Administración Pública? El Político que manda a un técnico ó profesional que firme un informe que le sea favorable, aunque contravenga ó bordee la legalidad o la ética, o el Profesional que se presta a hacerlo?
Pues la respuesta ha de ser muy clara: EL TÉCNICO. En la sociedad actual, y en la configuración del sistema que rige la Administración pública, la figura o el tipo de relación laboral que tienen los funcionarios públicos, tiene precisamente sentido y su razón de ser, en que no están a las órdenes del Político de turno, sino al servicio de la Institución a la que sirven y a la que se deben. En caso contrario, debería suprimirse la Función Pública como tal y que funcionase el Estatuto de los Trabajadores como en cualquier empresa.
Se me ocurren, al menos tres razones, para que muchos de los asuntos que últimamente se solventan en los periódicos, nunca se hubieran producido, si los funcionarios encargados de ejecutarlos hubieran cumplido con los derechos y deberes que cuando juran o prometen el cargo se les exige:
Una.- Por profesionalidad.- Ser un buen profesional, implica que respondes de lo que escribes en los documentos en los que pones tu firma, aún a riesgo de equivocarte, que todos somos humanos. Pero, si eres un buen profesional, firmarás un informe, porque luego lo podrás defender y justificar, y porque era tu visión de cómo solucionar el tema, no porque te lo mande el Político de turno.
Dos.- Por Lealtad.- Los trabajadores de la Administración Pública, incluidas las Fuerzas del Orden, y los Militares, se deben ante todo a la Institución a la que sirven y no a la persona/político concreta que les manda cada vez. No solo se puede, sino que se debe, desobedecer una orden injusta. Por no hacerlo, se están juzgando en USA a unos militares cuya conducta no se compadece con lo que dicen representar.
Esta lealtad así entendida, debería ser un valor en alza, y no la falsa lealtad al Jefe de turno que te nombra, y que en ocasiones puede incluso resultar un riesgo para éste, al no encontrar ningún freno a sus propuestas, por descabelladas que sean.
Tres.- Por Justicia.- Si se trata igual a todos, a los funcionarios que ejerciten esa falsa lealtad y dicen a todo que sí, incluso se prestan a firmar documentos falsos o a justificar técnicamente propuestas que no tienen sentido ú obras que el tiempo determinará que se hicieron mal, por justificar prisas electoralistas, o por contentar al de turno, se está siendo injusto con aquellos que sí son leales, (porque ser leal es decir lo que se piensa aunque no guste) y asertivos, (es decir, que saben decir que no), que son honestos, competentes, y buenos profesionales y que no ceden a las presiones para prestarse a actuaciones que podríamos calificar, cuando menos de irregulares, aún a riesgo, en ocasiones, de la propia salud sicológica. Y ejemplos, haberlos, haylos y abundantes.
Esta viñeta de Forges publicada en el Pais no está mal para ilustrar
En conclusión, no quiero exculpar a los Políticos de sus responsabilidades, pero esas se exigen en las urnas, y el sistema, mal que bien, funciona; pero las propias que tienen los técnicos por su profesión o cargo, no pueden, en ningún caso, ser derivadas por elevación, ya que mi teoría es que si TODOS los técnicos cumpliesen con sus obligaciones, entre otras, servir de muro de contención de todas las prisas y ocurrencias, les evitarían muchos problemas a los Políticos que toman las decisiones y por ende, a los ciudadanos, que las terminamos sufriendo.
CATAS 1 A 3
Hace 1 día
3 comentarios:
Me gusta como expones, con rigor,claridad y precisión, las responsabilidades y competencias de los empleados públicos y los políticos. En consecuencia, si cada parte cumple con su responsabilidad, dificilmente existirá corrupción política sin connivencia administrativa y/o corrupción administrativa sin negligencia política.
La reflexión estaría bien traída cuando políticos y y profesionales fueran cosa distinta. Y los primeros no se perpetuaran en el poder por mucho tiempo.
Las cosas se complican cuando para ser profesional has de pagar el peaje de ser connivente o, directamente, coger el carnet de poítico, porque si no es así, no puedes trabajar.
Pero para separar una cosa y otra habría que tenerle más respeto a la democracia.
No cabe duda de que hablamos de otro país. Aquí hay demasiado profesional de la política.Y por eso su escrito suena a ingénuo o a cínico. Segun se mire.
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