Al llegar a Hanoi, una de las cosas que más me sorprendió fueron las miles de motos que circulan sin orden de ningun tipo pero tambien sin que les pase nada. Cruzar la calle sin ver tregua para ello casi es una aventura, pero como yo soy una lanzada, después del primer intento ya ni me inmutaba, con los ojos cerrados a veces, con la cabeza en alto mirando al frente, las motos te esquivan elegantemente.
Lo arrozales eran nuevos para mi, y viendoles te alegras porque en un pais con tanta agua sus habitantes no pasaran hambre, pero también compruebas que los métodos siguen siendo rudimentarios.
Los varios trayectos que tuvimos que hacer en autobús a 50 p/h nos compensó con los paisajes que pudimos contemplar,
incluidos los miles de chavales que circulan por las carreteras a la entrada o salida del colegio, la mayoria con sus uniformes y en los alrededores de Hue, las chicas con sus preciosos trajes, aunque tengan que cubrir las caras con mascarillas para paliar el polvo.





lo invaden todo y no respetan ninguna senal, eso si cuando le coges el truco, te arriesgas a pasar y te van esquivando sin problema, pero por la noche es mucho peor porque entonces entre las luces y los pitidos de los claxon es atronador. Pero en todo caso merece la pena caminar por las calles del barrio viejo de esta ciudad, para mi completamente diferente a todo lo visto hasta ahora.
con las mujeres vestidas con los atavios tipicos y compramos lo habitual, a mi me recordaba el ano pasado en Peru porque los tejidos son parecidos y los utiles tambien y por el colorido multicolor. Tambien fuimos hasta la catarata plateada aunque no lleva mucha agua en esta epoca. Estamos pasando un poco de frio porque esta nublado y no sale el sol, pero es llevadero. 