25 abril 2008

UN SEÑOR DE LOS QUE YA NO QUEDAN

El titulo del post es lo que me dijo una amiga esta noche cuando le enseñé la dedicatoria que me había escrito Fernando Swartz en el libro "El cuenco de laca" y le conté el buen rato que nos hizo pasar en el Foro abierto de la libreria Cervantes. Se le nota la carrera diplomática.

El cuenco de laca de Fernando Swartz

Creo que me va a gustar la novela, como casi todo lo que escribe Fernando, pero más esta vez porque aun tengo reciente mi inolvidable viaje por Vietnam, así que cuando contaba con su habitual gracia, la p... que le hicieron a Ho Chi Min sus seguidores erigiendo un Mausoleo inmenso en su memoria y exhibiendo su cadaver embalsamado y obligando a las turistas con poca ropa a cubrirse con chales a la venta allí mismo por 1$, él que había pedido que lo cremasen, que quería que las cenizas se tiraran en tierra y que fue un símbolo contra el capitalismo, pues eso, que después de muerto, ni respeto ni na.

El libro cuenta una historia novelada basada o pensando en una personal real y amiga suya que vive en Mallorca y cuyo padre, vietnamita, esculpió un busto de Ho Chi Min que se puede ver en el Mausoleo y que a juicio de Fernando es precioso y casi lo único salvable de aquel engendro.
Escuchandole yo me acordaba de lo ridícula que me sentí al verme obligada a permanecer largo rato a pleno sol y eso que eran las 10 de la mañana haciendo cola y luego al tener que desfilar con un guardia a cada lado porque iba la primera y ellos marcaban el paso.

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