Siguiendo la estela de lo comentado en mi anterior post titulado "Al César lo que es del César", no me resisto a comentar como positivo, algo que lo es. Que quien haya realizado el discurso o glosado la figura del hombre del Soma haya sido un ex-presidente del Principado, de la época en que presuntamente Villa mandaba tanto y a quien, presuntamente también, tanto tocó los c... hablando en plata, no es baladí, sino constatación de que el tiempo y la Historia da y quita razones. Enhorabuena a los dos.
Tomo prestada del Comentario.tv, el texto, parece que literal, del discurso realizado por Pedro de Silva en la entrega de la Amurabela de Oro a JOSE ANGEL FERNANDEZ VILLA:
Entre los asturianos hay dos prácticas rituales dominantes: golpearnos y zaherirnos de forma inmisericorde unos a otros, y homenajearnos de manera incesante unos a otros. Ambas prácticas emplean buena parte de la energía social disponible, y la segunda ayuda a limpiar el aire que la primera deja irrespirable. Las dos entrelazadas nos mantienen unidos. Es desde luego grato participar en un episodio de la segunda de esas prácticas, que son la parte benévola de nuestra convivencia. Pero para mí es también la ocasión de decir lo que pienso de una persona a la que admiro y quiero. La verdad es que llevaba ya tiempo con ganas de hacerlo, y agradezco a los organizadores de la Amuravela la oportunidad. No es fácil hablar de esta persona. Siendo como es un hombre público desde hace treinta años, se sabe más o menos todo de él. Pero a la vez, de forma paradójica, buena parte de la imagen acuñada sobre su persona y su papel en Asturias es tan falsa, o tan errónea, que finalmente resulta ser un gran desconocido. En realidad esta persona se ha pasado la vida diciendo que su importancia, la que tenga, no está en él, sin en lo que representa, y nadie se lo ha querido creer. Asturias es un pueblo denso, complejo y hondo. No es fácil decir tampoco de Asturias lo que es, pero se pueden descubrir, y describir, tres grandes hechos -los llamaré así- que corresponden a sus principales actividades económicas a lo largo de la historia: el hecho ganadero, el hecho pesquero y el hecho minero. No hablo, claro, de la estructura actual de su economía, sino del tipo de actividad que ha moldeado sus relaciones sociales, sus costumbres, su cultura y sus mitos. Bajo esa idea podríamos ver a Asturias como un pueblo de ganaderos, pescadores y mineros. La minería, como es sabido, está presente ya en nuestra prehistoria, impulsa nuestra romanización tras las guerras de Augusto contra cántabros y astures -vinieron, sobre todo, a por el oro- y, si damos un gran salto, y nos situamos en los albores de la industrialización, es la que explica que ésta se haya desarrollado en Asturias hasta configurar, para bien o para mal, su realidad actual, lo que hoy es. En el último siglo y medio la minería modeló Asturias, asimismo, en el campo social. La minería del carbón dio lugar a un determinado tipo de proletariado industrial, con sus propias características, y también a un modelo de lucha de clases, con sus propias características. Ese modelo, ahormado por el hecho geográfico de las cuencas mineras, dio lugar a un colectivo de perfiles singulares y fuerte autonomía dentro del movimiento obrero, que jalona la historia de Asturias, y hasta la de España, a lo largo de casi siglo y medio. Surgió así el mito minero, con su historia, historias, canciones, tragedias, modos, sentido y sentimientos. De ese «hecho minero» ha sido fiel representante, durante tres décadas, la persona de la que estoy hablando. De la fuerza y el poder de aquello a lo que representa y de la fidelidad con la que lo representa le llega la fuerza a esta persona, y a la vez la caracteriza, le da carácter. El, además, ha hecho siempre lo posible por traducir, al día de hoy, lo que fue la línea de conducta de los líderes históricos de la minería. Sintiendo siempre la responsabilidad de ser el depositario de un legado, de un grave legado, que le obligaba a estar a la altura de lo que representaba. Exigiéndose mucho hasta agotar las fuerzas e incluso la salud para estar a esa altura. Ese sentido de la responsabilidad hacia aquello a lo que representaba, es lo que le ha engrandecido. Ha actuado siempre con gravedad, sin una pizca de frivolidad, mirando hacia delante pero también hacia atrás, a la historia de la que le viene la fuerza. Lo ha hecho mejor o peor, según los gustos, pero en general con una altura que le hace destacar por encima de otras cabezas. Diré más: por encima de las demás cabezas. Para los antiguos líderes obreros, la lucha social era una causa absoluta, una misión que ocupaba toda su vida y todas sus energías. Esa entrega total los hacía invencibles. Hoy los tiempos son como son y las grandes causas ya no tienen sitio en el sistema, pero algunas personas, pocas, siguen actuando como si existieran, entregándose por completo a su misión. La organización a la que la persona de la que estoy hablando representa, que ha sido a lo largo del tiempo el núcleo del movimiento obrero de la minería, nunca ha sabido distinguir bien -a lo largo de esa historia- lo que era el sindicalismo y lo que era la política. En general, sus líderes lo han sido a la vez en ambos campos. No tenían clara es distinción, pero en cambio tenían muy claro, en la teoría y en la práctica, a quién representaban. Y a quién tenían enfrente. Los líderes históricos de la fuerza social de que hablo nunca se dejaron encasillar tampoco en la gama de colores que va del radicalismo a la moderación. Cuando convino así -y en la mayor parte del tiempo así convino- dieron un ejemplo extraordinario de moderación y sentido de la realidad. Pero cuando era la misma realidad la que estaba saltando por los aires y era preciso cortar de raíz con lo que había supieron actuar de forma radical. A la hora de pactar, estas gentes nunca perdieron el sentido de lo que por encima de todo estaban obligados a defender. Pactaron en cada momento con quien convino pactar en bien de esa defensa. El otro lado de la mesa siempre supo que tenía enfrente a un adversario duro como pocos, pero con el que siempre sería posible acordar cosas. El grupo social del que hablo tuvo siempre un fuerte alimento ideológico. Le movieron sobre todo las ideas, pero sin perder jamás un fuerte sentido pragmático, pues aunque el viento de las ideas debe estar detrás, hay que evitar que nos levante por los aires. De todo ello, de esa trayectoria del movimiento obrero de la minería en la historia, con sus perfiles, ha sido fiel representante, en su práctica sindical y política de cada día, la persona de la que hablo. Sin embargo, los tiempos en que le ha tocado actuar no han sido los de la pujanza de la minería -en los que todo es más sencillo-, sino los de la decadencia de la minería. A lo largo de las últimas tres décadas, la crisis de la minería ha estado en el centro mismo de la vida económica, social y política de Asturias. Pero la de la minería era sólo el núcleo de una crisis mucho más vasta, que afectó a la mayoría de los sectores económicos. Tal vez podamos decir que ninguna otra región industrial de Europa padeció una crisis de semejante intensidad que hería, a veces de muerte, a todos sus sectores y afectaba, además, al campo y a la pesca. En la superación de esa crisis, y en el tránsito del viejo modelo a otro, la fuerza del hecho minero, su potencia como problema y hasta la fascinación que produce el mito histórico de la minería han proporcionado la presión en la caldera del poder de negociación de Asturias. Si el conflicto está ahí, latente, puede perderse en humareda o ser sabiamente administrado. La buena administración del conflicto se reveló esencial en el proceso. De este modo la palanca de la minería ha sido decisiva para mover hacia Asturias ingentes cantidades de recursos, que era justo vinieran, pero de otra forma jamás habrían llegado y que han resultado determinantes para nuestra modernización, en el orden de los incentivos regionales -y la consiguiente localización de nuevas empresas-, en el orden de las infraestructuras, en el orden del saneamiento ambiental y en el orden de los equipamientos públicos. La región que hoy tenemos, moderna, bien comunicada, bien equipada y con la crisis ya detrás es en gran medida el resultado de ese esfuerzo de décadas. El manejo de esa palanca para mover recursos hacia Asturias ha estado de forma principal en manos de la persona de la que estoy hablando, en un derroche de talento, cálculo y tenacidad. Otro resultado decisivo ha sido el mantenimiento de las rentas, evitando que la vida social y económica decayera en el tiempo en que hubo que amortizar decenas de miles de puestos de trabajo por efecto de todas las reconversiones que se dieron cita en nuestra región. Cuando ya no está el toro en el ruedo -o sea, a toro pasado- es muy fácil dar lecciones de cómo debía haberse manejado el capote o la muleta. Cuando estaba el toro en el ruedo -un miura de 600 kilos, cuernilargo y astifino- no había tanta gente dando consejos y los que los daban estaban muy lejos de la plaza, a veces a 500 kilómetros. El toreo de salón siempre es muy fácil. La persona de la que estoy hablando no ha hecho toreo de salón y se ha movido siempre mal en los salones. Nunca se ha arrugado ante un adversario y muchas veces ha estado literalmente solo o casi. Lo que le ha dado esa bravura no es tanto, creo, el valor personal o la actitud de valentón, como el sentido del deber. A veces, estando donde se está, hay que hacer lo que hay que hacer y arriesgar lo que haga falta, sin esperar ayuda ni tampoco premio. Jamás he visto a José Ángel Fernández Villa -hora va siendo ya de que lo nombre- escapar de un problema por miedo a la cornada. Ha hecho siempre frente a lo que tenía delante, con prudencia, astucia y sabiduría, y se las ha arreglado para sacar ventaja de las peores situaciones. Ventaja, quiero decir, para los suyos, que son, por este orden, los mineros, las cuencas mineras y el conjunto de la región asturiana, pues este sindicalista, o político, o lo que sea, ha tenido claro desde muy pronto que, agotada la carrera de las ventajas económicas en la lucha sindical, pasaba a primer plano la defensa de unas comarcas y que éstas sólo recobrarían la prosperidad en una región próspera. Curioso que, hasta ahora, una obra de semejante magnitud en favor de Asturias y de sus comarcas mineras no haya tenido grandes reconocimientos públicos, aunque merezca el íntimo respeto de cada vez más personas. Por eso es bello que ahora le llegue un prestigiado reconocimiento desde aquí, capital del «hecho pesquero» asturiano. Quizá desde aquí se vean las cosas a más distancia y con más perspectiva, y prevalecen los perfiles principales de las cosas. No hablo de distancia física, hablo de otra cosa: de los tres «hechos» en que he sintetizado Asturias, hay una íntima relación entre el ganadero y el minero, y también la hay entre el pesquero y el ganadero, pero en cambio es escasa entre el pesquero y el minero; tan escasa que ha tenido que ser una metáfora la que los enhebrase, esa gran canción asturiana que es «La mina y el mar». Creo, en suma, que el buen sentido y la inteligencia de los pixuetos les ha dejado ver lo que es evidente y premiar a quien se lo merece.
CATAS 1 A 3
Hace 20 horas
14 comentarios:
Me parece muy bien que se glose su figura porque tiene méritos a reconocer. El más importante es que Asturias ha recibido una serie de dinero y el resto del Estado no os ha considerado unos pedigüeños, cosa que no es poco. Recibir dinero y que quien te lo dá "a fondo perdido" lo considere justo, no es lo más habitual.
Pero no cabe duda que ese dinero recibido se podía haber empleado mucho mejor y ahí es dónde Villa sí ha fallado y mucho. Al margen de su personalidad o sus maneras de actuar en política que aunque creo han sido malas no son lo trascendete. Sí lo es lo mal aprovechado que han estado los millones de euros que podrían haber servido para progresar mucho más de lo que lo hemos hecho.
Para mi luces y muchas sombras en la biografía de este político. El texto de Pedro de Silva roza la brillantez literaria en algunos momentos pero elude la autocrítica (no sé si por cortesía, cosa que espero que sea así).
Donchus:
Este tipo de comentarios son justo los que a mí me gustan.
Muchas gracias
Y siguiendo con tus consideraciones yo tampoco estoy contenta con cómo se han gastado los millones de euros que Villa y otros con él han conseguido del conjunto del Estado.
Pero creo que las propuestas que hicieron los Sindicatos de en QUÉ invertir no siempre fueron atendidas ni entendidas.
Y si no, a las pruebas me remito: La última, el famoso tendido de fibra a las Cuencas que está haciendo Alcatel, que fue la adjudicataria. Se hizo tarde y mal y así nos luce el pelo.
No quiero ser pedante, pero como hay tanto babayu sueltu, me atrevo a decirte, que con la mitad del dinero de los Fondos Mineros, yo hubiera conseguido lo mismo ú más.
Lamentablemente en esta Asturias nuestra, cuando hablamos de inversiones, casi todo se mide en términos absolutos, de modo que si un año tengo 10, el siguiente quiero 11. Sin embargo, yo en mi quehacer diario, he conseguido un año invertir 100 para conseguir 10 productos y al siguiente, invertir 80 para conseguir esos mismos 10 productos. Soy más lista? no, soy más honesta y competente.
Cuando se quiere ver una figura, sobre todo si es de gran tamaño, conviene alejarse de ella para tener una perspectiva adecuada de su forma y magnitud. Pedro de Silva hizo una semblanza cercana desde el conocimiento y lejana desde esa torre de marfil, en la que egoistamente se ha ubicado, y que le permite realizar un analisis objetivo, que expone con brillantez literaia, del páramo político asturiano. ¡Chapeau!
La personalidad de Jose Angel no deja indiferente a casi nadie, adeptos y detractores esgrimen sus opiniones, las mas de las veces con escasa base argumental Hay una evidencia incuestionable, tanto desde el punto de vista politico como sindical, Asturias , el socialismo y el sindicalismo, no se pueden "explicar" sin el, desde hace treinta años.
Lo unico que no me gusta del articulo, es que esta escrito en rojo, y no por el color, sino por que no se lee bien. Todo lo demás lo suscribo al 100%, Algunos deberian tomar nota del articulo y aproximar en lo posible "sus discursos" al mismo tenor.
Estuve en el acto y lo que mas me gusto fueron las intervenciones de los homenajeados, que con su humildad, al extender el premio a los miemmbros de los organismos a los que representan dieron una lección de generosidad, ¡Que cunda el ejemplo!
¿Que sería de las comarcas mineras, si no estuviera Villa al frente de los mineros?. ¿Un desierto verde?. ¿Unos territorios en continuo estallido social?. Mejor así, ¿o no?.
Pedro, guapo, ¿que hay que hacer para que vuelvas?.
Nadie como Jose Angel ha sabido compaginar lo mejor de la politica y del sindicalismo para defender Asturias.
La amuravela de oro se concedió a un empresario y a un trabajador, y es bueno que el viento sople de popa y no solo de babor o estribor, ¡avante a toda máquina!
Vigón y Villa, Villa y Vigón, algo así como tener un excelente W. Tenemos motor, conductores, solo hace falta que la "carroceria" no sea demasiado lujosa y pesada que nos haga, como hasta ahora, fabricar un vehículo caro y lento, que no "compra" casi nadie, ¡Puxa Asturies!.
Villa y Alonso son de lo mejor y hablan con claridad, por eso ambos padecen la envidia de los mezquinos. Los asturianos de bien, cuando ganan y más cuando no ganan estamos con ellos. ¡Ánimo campeones!
Los premios que, como la Amuravela, reconocen una trayectoria personal estan bien, pero no nos deben hacer olvidar que, la tarea pendiente sigue siendo un proyecto colectivo para toda Asturias y los asturianos/as.
EStoy de acuerdo en lo de un proyecto para toda Asturias, tenemos politicos y sindicalistas, como Pedro de Silva y Jose Angel, empresarios como Vigón, Cosmen, Masaveu, financieros como Manuel Menedez, Masaveu,, universitarios como Juan Vazquez, investigadorfes como Lopez Otín, y asi una lista interminable de sectores y personas de especial relevancia, además de los citados. ¿Que falta?.
Un proyecto de sociedad para Asturias y un gobierno eficaz que lo lidere desde las instituciones. La respuesta la tenemos todos.
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